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Preguntas Frecuentes
La compensación de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), también conocida como Carbon Offsetting, es la acción por la cual, por cada tonelada de GEI generada por una organización, producto o actividad, se adquiere un ‘crédito’ o ‘bono’ verificado de carbono correspondiente – el cual garantiza que una cantidad equivalente de emisión de GEI es reducida o removida de la atmósfera a través de un proyecto de reducción o remoción validado y verificado por una tercera parte independiente. Compensando el 100% de las emisiones de una actividad específica, medidas en un año, por ejemplo el 100% de vuelos corporativos o el 100% del uso de una flota de autos, se puede declarar la carbono neutralidad de esa categoría. También se puede aplicar a nivel de una empresa completa, y dentro del periodo de 1 año.
Para evitar dudas: Compensando menos del 100% de una categoría, por ejemplo solo los vuelos internacionales en vez de la totalidad, , se puede declarar una compensación o un ‘offsetting’ parcial especifica a dicha categoría de emisiones, pero no la carbono neutralidad corporativa total.
Para declarar la carbono neutralidad, se requiere la adquisición de reducciones o remociones validados y verificados por una tercera parte independiente, es decir i) el proyecto de reducción o remoción de emisiones de GEI tiene que estar registrado en el marco de un estándar reconocido para el desarrollo de proyectos de este tipo, como el Verified Carbon Standard (VCS) de Verra, el Gold Standard, el American Carbon Registry (ACR) o el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kioto. ii) se requiere la trazabilidad de las toneladas de reducciones o remociones emitidas por el proyecto cuando se transfieren a las entidades que quieren declarar compensaciones, a través de los registros de transacciones independientes de todas las partes involucradas, como APX, Markit Verra Registry, para evitar la doble contabilidad y la doble venta. Proyectos que no están registrados bajo un estándar de carbono reconocido, por ejemplo en el marco de ICROA (International Carbon Reduction & Offset Alliance) y/o alguna normativa local que pueda considerar el gobierno de algún país (en Chile por ejemplo la Norma Chilena 3300 sobre orientaciones para demostrar la neutralidad de emisiones), no cumplen con los requisitos para declarar una compensación de emisiones.
Los proyectos que generan créditos de carbono reducen o remueven emisiones de GEI – por ejemplo proyectos de energía renovable o de tecnología limpia (estufas y luces solares para hogares) que desplazan el uso de combustibles fósiles. También están los proyectos de Agricultura, Bosques y Otros Usos de la Tierra (AFOLU por sus siglas en inglés) que pueden reducir o capturar emisiones de GEI de la atmósfera.
Como ya se indicó, los estándares más conocidos a nivel mundial para el desarrollo de esos proyectos son el VCS de Verra, el Gold Standard, el American Carbon Registry (ACR) y el MDL, entre otros que establecen claramente que proyecto cumple o no en términos de «adicionalidad»* de reducciones o remociones de emisiones, y exigen que se cumplan una serie de requerimientos para asegurar la integridad ambiental de los créditos de carbono que certifican.
Por ejemplo, una actividad comercial, como una plantación forestal con fines productivos madereros que se ha establecido bajo el escenario de “negocio habitual”, lo que quiere decir que los ingresos por venta de madera financian por sí solo la iniciativa, difícilmente cumpliría el criterio de adicionalidad y por lo tanto no calificaría según los requerimientos de los estándares internacionales. Igual situación ocurre con bosques nativos que no tienen riesgo de deforestación o degradación, ya que este sumidero de carbono se ha producido de forma natural y por ende no se puede demostrar una acción discrecional y adicional por parte de alguna persona o empresa.
Por otra parte, lo que determina la generación de créditos es el flujo de carbono que se calcula con base a un análisis que al menos incluya dos fechas distintas y no la mera existencia del carbono en un momento específico.
En resumen un terreno o bosque degradado o bajo amenaza sin suficientes fondos públicos o privados para disminuir o evitar su degradación, si cumpliria con el criterio de adicionalidad, ya que en estos casos los ingresos financieros asociado al carbono si condiciona la implementación del proyecto.
* Adicionalidad es un criterio de elegibilidad dentro de los requerimientos del mercado de bonos de carbono. Un proyecto cumple con el criterio de adicionalidad cuando dicho proyecto conlleva a un nivel de emisiones de gases efecto invernadero (GEIs) por debajo del nivel de emisiones de GEIs que hubiera existido en el escenario más probable si no se hubiera implementado dicho proyecto. Básicamente sirve para diferenciar los proyectos que en ausencia del ingreso por los bonos de carbono, el escenario hubiera sido distinto y hubiera implicado un mayor nivel de emisiones de GEIs.
Primero, se debe medir y verificar por terceros la huella de carbono de 1 año.Puede ser la huella de carbono de una empresa completa, o un sitio en particular de una empresa, o del ciclo de vida de un producto.Parecido a un balance financiero, se requiere una verificación externa del cálculo para poder entregar una cantidad de reducciones o remociones de emisiones correspondiente a lo que la empresa realmente emitió durante el periodo medido. El proceso de medición, verificación, y compensación se repite cada año. Se puede compensar el 100% para declarar la carbono neutralidad del sujeto medido, o una proporción menor, declarando el volumen de compensación en toneladas de emisiones, sin poder declarar carbono neutralidad en este caso.
Prácticamente toda actividad humana y corporativa genera una huella de carbono que se mide por la cantidad de emisiones de siete Gases de Efecto Invernadero identificados bajo el marco del Protocolo de Kioto. Estos siete gases son luego expresados en una sola unidad funcional definida como toneladas de CO2 equivalente (CO2-e) para simplificar a través de un solo indicador. Otros GEI, como el metano, se convierten en toneladas equivalentes de dióxido de carbono al multiplicar sus emisiones por su potencial de calentamiento global. El potencial de calentamiento global de un gas representa su potencial de calentamiento relativo a una unidad de dióxido de carbono. Por ejemplo, el metano tiene un potencial de calentamiento global de 25 o 25 veces el potencial de calentamiento del dióxido de carbono.
Se mide convirtiendo los datos de consumo de fuentes de emisiones identificadas por su correspondiente factor de emisión. Por ejemplo, una flota de vehículos que consume 100.000 litros de bencina libera 26.524 kg de CO2, , 0,12 kg de metano (CH4) y 1,5 kg de óxido nitroso (N2O), dando como resultado una huella de carbono de 26,56 toneladas de CO2-e.
Otro ejemplo: 100 bolsas de 10 kg en relleno sanitario generarán 586 toneladas de CO2-e.
Se recomienda hacer un esfuerzo para reducir la huella de carbono internamente, para así solamente compensar la huella residual. Por ejemplo, fuentes fijas que técnica y económicamente puedan electrificarse generarán una reducción de emisiones. El conversión de e combustible por uno menos contaminantes, la eficiencia energética y el suministro de electricidad de fuentes renovable son una manera potente de reducir emisiones de GEI. Los viajes de negocios deberían minimizarse mientras que los viajes no necesarios pueden sustituirse por el uso de videoconferencias. Para reducir emisiones de residuos se debería evitar materiales de un solo uso, y los residuos orgánicos deberían compostarse. También las empresas pueden incentivar a que sus trabajadores se trasladen en bicicleta o transporte público, y cuándo esto no es posible considerar la utilización de vehículos menos contaminante o bien fomentar el car sharing.
Con bonos de carbono de proyectos certificados bajo estándares de proyectos reconocidos internacionalmente según se indica en las preguntas y respuestas 2 y 3.
Plantar árboles o simplemente contar con un bosque nativo fuera del marco de un proyecto formal de reducción o remoción de emisiones certificado con un estándar de carbono no garantiza la adicionalidad ni la integridad ambiental de sus reducciones y remociones. Lo anterior, debido a que no hay garantías respecto a que realizó adecuadamente la contabilidad de carbono (determinación de línea base y monitoreo), análisis de riesgo sobre la no-permanencia del sumidero forestal y/o que se aborden las fugas*.
Un bosque bajo ningún tipo de amenaza real y demostrable, no cumple con el criterio de adicionalidad y por lo tanto no es factible de generar bonos de carbono a través de este.
* Fuga se define como los cambios netos de emisiones antropogénicas por fuentes de GEI que ocurren fuera de los límites del proyecto o programa, pero que son atribuibles al proyecto o programa.
Los términos se utilizan indistintamente para destacar que una empresa u organización está financiando más reducciones o remociones de las que emitió. Matemáticamente se refiere a que una empresa alcanza emisiones netas negativas al compensar su huella de carbono en mayor cantidad que sus emisiones resultantes, de ahí el nombre de carbono negativo. Algunas veces se ocupa el concepto de «carbono positivo» al referirse a emisiones negativas por ser «positivo» para el medio ambiente. Ejemplo: Si una empresa emitió 10.000 toneladas, pueden declarar carbono neutralidad compensando 10.000 toneladas por la adquisición de reducciones (bonos). Pero si adquieren más de 10.000 toneladas de reducciones, pueden declarar que son carbono negativo.
El precio de 1 unidad de bono de carbono = 1 tonelada reducida o removida depende de muchos factores, entre los que destacan el tipo de proyecto o tecnología, el origen, el estándar de certificación de carbono, las certificaciones de otros impactos de sostenibilidad asociadas al proyecto, el volumen considerado en la transacción, entre otros.
En general, el costo refleja la complejidad del desarrollo y la mantención por costos fijos, y ambos consideran los costos relativos de vida del país. Los proyectos en América Latina tienden a ser más costosos que los proyectos en África y Asia, mientas que en Europa y América del Norte existen pocos proyectos por su alto costo operacional. Proyectos con muchos co-beneficios sociales y ambientales, y proyectos forestales de conservación o reforestación también generan créditos que tienden a ser más valorados por los compradores finales en comparación a un proyecto de energía renovable que podría tener menos co-beneficios. Además, cuando los volúmenes de transacción son altos, se reducen los costos administrativos y de transacción. Dado lo anterior, los precios por tonelada/bono se reducen a mayor volumen de transacción.